Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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Legislatura: 1869-1871 (Cortes Constituyentes de 1869 a 1871)
Sesión: 23 de diciembre de 1870
Cámara: Congreso de los Diputados
Discurso / Réplica: Réplica al Sr. Topete, al Sr. Ríos Rosas
Número y páginas del Diario de Sesiones: 324, 9.375
Tema: Disolución de las Cortes

El Sr. Ministro de ESTADO (Sagasta): Voy a rectificar y completar la historia que ha referido el Sr. Ríos Rosas.

Es verdad que el general Espartero no quiso acceder a los ruegos de retirar su dimisión. Pero ¿sabe S. S. por qué? Si S.S. no lo sabe, yo se lo diré. La cuestión vino El Sr. Ministro de la GOBERNACIÓN (Sagasta):de la manera siguiente. Suscitose en el Gabinete una cuestión a propósito de un proyecto del Sr. Ministro de la Gobernación; y habiendo el Duque de la Victoria y demás compañeros estado conformes con el Sr. Ministro de la Gobernación, el único que no lo estuvo fue el general O'Donnell. En tal estado, tuvieron un consejo con S. M. porque el Duque de la Victoria, a pesar de la disidencia que dice S. S. que había entre él y el general O'Donnell no quería desprenderse de los servicios de éste en el Ministerio de la Guerra. Pues bien: en el consejo celebrado con S. M., S. M. se inclinó del lado del general O'Donnell y abandonó a todo el Ministerio; quiso que saliera el Ministro de la Gobernación que contaba con la mayoría; y entonces el Duque de la Victoria y los demás Ministros presentaron su dimisión. Es verdad que la Reina pidió al Duque de la Victoria que retirara su dimisión; pero con el Duque de la Victoria y los demás miembros de aquel Gobierno, excepto el general O'Donnell, pensaban como el Ministro de la Gobernación, no había otro camino que elegir entre O'Donnell y el Duque de la Victoria con los demás compañeros de Gabinete. " ¿Qué se hubiera dicho si el general Espartero hubiera contestado: Pues bien; retiro mi dimisión, y acepto la salida del Ministro de la Gobernación?" Hubiera quedado deshonrado y sin fuerza ninguna en el Ministerio, que es lo que se quería entonces; debilitar al Duque de la Victoria.

Otro cargo ha hecho a aquellas Cortes el Sr. Ríos Rosas que tampoco es exacto. Es verdad que las Cortes Constituyentes se dirigieron al mayordomo mayor de S. M. ¿Y sabe el Sr. Ríos Rosas por qué? Porque las Cortes Constituyentes no conocían otro conducto, porque aquel Gobierno tan constitucional no tuvo por conveniente dar parte de su formación a las Cortes Constituyentes, es decir, que no hizo caso de las Cortes Constituyentes; y por consiguiente, como las Cortes Constituyentes no tenían noticia oficiaI del Ministerio, las Cortes Constituyentes no podían, por medio de ese Ministerio, dirigirse a S. M. Esta es la verdad de los hechos, Sr. Ríos Rosas, y siempre queda en pié lo que yo dije.

Ahora, dada la actitud actual del Sr. Ríos Rosas, debo hacerla una observación. S. S. dice en son de protesta que se abstendrá de votar la proposición. Yo debo decir a su señoría que el que toma parte en la discusión, al fin y al cabo vota, porque el voto no es más que el resumen de la discusión. De modo que S. S. hace un acto completamente inútil; yo lo siento. Habiendo deliberado como ha deliberado, habiendo discutido como ha discutido en este debate, S.S. ha tomado parte en la proposición. Voy a concluir tomando acta de la razón que S.S. ha dado para justificar la medida que como Gobierno tomó en el año 56, medida que yo no ataco ahora ni he atacado nunca, a pesar de que, como dice S. S., yo fui actor, y actor un poco importante, en aquellos acontecimientos, y lo fui no sólo fuera de este sitio, sino dentro, con la desgracia de haber pasado un gran peligro, porque cuando se rompió el fuego en esta parta de la población, entró un casco de granada por la ventana, que cayó precisamente cerca del sitio donde estaba sentado, y faltó muy poco para que me matara. Por cierto que yo, como protesta de aquellos acontecimientos, le puse el pié encima porque estaba muy caliente para cogerlo; lo dejó enfriar, y después oficialmente lo presenté en la mesa, y debe constar en el Archivo de las Cortes.

Pues bien: yo nunca ha atacado por aquellos sucesos a nadie; no he atacado tampoco las medidas a que S. S. se ha referido; pero es necesario que el Sr. Ríos Rosas convenga conmigo en esta grandísima contradicción. S. S., para justificar aquella medida, nos ha dicho: " aquel Gobierno se creyó en la imprescindible necesidad de adoptarla." jAh! Aquel Gobierno, de que S. S. formaba parte, cedía a la necesidad. ¿Y a qué necesidad? A la necesidad de cambiar un Ministerio. Y S.S. no cree en la necesidad que puedan tener las Cortes nada menos que para traer una Monarquía, para el coronamiento de la revolución de Septiembre. Pues entonces, ¿cómo S. S. se espanta tanto ante las altas consideraciones que mueven a las Cortes a dar un paso, y no se espantaba ante lo que S.S. expone como necesidad de sus actos, cuando sólo se trataba de hacer un Ministerio? ¡Qué diferencia y qué contradicción!



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